Raiguer

Centro de Alcudia © Tolo Balaguer
Hogueras de San Antonio, Sa Pobla © Tolo Balaguer

VARIEDAD DE PAISAJES

A los pies de la Serra de Tramuntana y limitado por las bahías de Palma y Alcúdia, se extiende, en paralelo, El Raiguer, zona de transición hacia el Pla, la parte llana y rural de la isla. Se trata de un paisaje heterogéneo que alterna frondosos bosques, hermosos valles y campos de cultivo con acogedores pueblos de montaña, poblaciones de pasado artesanal e industrial y núcleos turísticos. Todo ello bajo un denominador común, las montañas que se mantienen siempre como telón de fondo. 

13 municipios conforman el Raiguer: Alaró, Alcúdia, Binissalem, Búger, Campanet, Consell, Inca, Lloseta, Mancor de la Vall, Marratxí, sa Pobla, Santa Maria del Camí y Selva. 

Inca, capital de la comarca y conocida por su tradición peletera, es una ciudad dinámica con un núcleo urbano comercial y cultural muy animado. Numerosos outlets merecen una visita para conseguir objetos de piel de marcas mundialmente reconocidas y de calidad excepcional. Comer en un típico celler (restaurante de cocina tracicional mallorquina) es también una parada obligada para cualquier turista que visite la isla. 

Alcúdia, con su muralla medieval y restos del pasado romano insular, concentra núcleos turísticos de reconocido prestigio por sus playas de aguas cristalinas, además de todo un rango de servicios a disposición de los viajeros. Es también puerto de entrada y salida hacia otros destinos y calan aquí algunos cruceros turísticos.

La ruta del vino de la DO Binissalem atraviesa algunas localidades de la zona como Santa Maria del Camí, Consell y Binissalem. La mayoría de las bodegas están abiertas para la visita y la degustación de vinos mallorquines. 

Cada localidad de la isla tiene su propio mercado que tiene lugar un día de la semana, sólo por la mañana. Los mercados de Alcúdia (martes y domingos), Inca (jueves) y Santa María (domingos), además de brindar frutas y verduras de temporada, ofrecen la posibilidad de comprar otros productos locales y objetos artesanales. No obstante, visitar los mercados menos concurridos, permiten un contacto más directo y singular con los lugareños. 

Las fiestas y tradiciones son parte intrínseca de la vida en Mallorca. Son conocidas las fiestas de Sant Antoni de sa Pobla en enero y las fiestas de la vendimia (festes des vermar) de Binissalem en septiembre. Pero no las únicas, cada localidad tiene la suya propia.

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