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La Sibila, patrimonio inmaterial

El Canto de la Sibila anuncia el juicio final en la celebración del nacimiento del hijo de Dios como humano. Este canto litúrgico se hizo popular como tradición en algunas catedrales del sur Europeo (Francia, Italia, Portugal y España). La tradición llegó a la isla en la Conquista de Mallorca (1229) realizada por el reino de Aragón. La primera mención escrita de ella está en la Consueta de Tempore de la catedral de Mallorca, escrita en latín entre los años 1360 y 1363.
En el siglo XV empezó a interpretarse en las Maitines de Navidad y podía ser cantado en latín o en mallorquín antiguo. Lo cantaba un niño vestido de doncella y portando una espada. En el siglo XVI Monseñor Joan Font, la escribe como parte de la Consueta de la Sagristía, totalmente en mallorquín (dialecto catalán de Mallorca); hay también otro documento de la misma época en la Catedral de Barcelona, escrita en catalán.

La Sibila hoy
Origen y evolución

Antiguamente, el canto de la Sibila era interpretado por presbíteros, que con el paso de los siglos fueron sustituidos por un niño cantor. Actualmente, en la mayoría de iglesias de Mallorca sigue siendo un niño el que canta, si bien en algunos casos lo hace una niña o una mujer.